La fragilidad política del primer ministro portugués, José Sócrates, ha aumentado con un escándalo mayúsculo en el Parlamento, que provocó la dimisión del ministro de Economía, Manuel Pinho. Pésima señal en la recta final de la Legislatura, a poco más de dos meses de las elecciones. La Asamblea de la República, en sesión plenaria, realizaba el último debate parlamentario antes de vacaciones sobre el Estado de la Nación, en el que la oposición en bloque, derecha e izquierda, condenó la política del Gobierno socialista.
El diputado Bernardino Soares, portavoz del grupo parlamentario comunista, estaba en el uso de la palabra, cuando desde su escaño en el banco del Gobierno, el ministro Pinho gesticuló ostensiblemente colocando los dedos índice en la cabeza, para llamar cornudo al diputado del PCP. El debate era sobre la difícil situación que atraviesan las minas de zinc de Aljustrel, en la región de Alentejo.
Soares dijo que el ministro había visitado aquella localidad para entregar cheques. Como respuesta, el ministro hizo el gesto que provocó una sonora protesta en la Cámara, sobretodo en los escaños comunistas y del Bloco de Esquerda, profundamente ofendidos. La cascada de protestas desde todas las filas políticas parecía interminable.
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02 julho, 2009
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